Título: “El sueño de una noche de verano”
Autor: William Shakespeare
Nº de páginas (según mi edición): 52
Tiempo aproximado de lectura: Perfectamente en una tarde.
Análisis:
“Si el amor no es locura, no es amor”
El sueño de una noche de verano
William
Shakespeare
El sueño de
una noche de verano es una obra de teatro cómica-romántica escrita en cinco
actos por William Shakespeare, el genio de las letras inglés.
Esta obra nos
presenta la historia de cuatro confundidos amantes, donde al principio ninguno
ama al que debería amar. Hermia y Lisandro, jóvenes y lozanos, se aman, pero no
cuentan con el apoyo del padre de ésta, que prefiere claramente a Demócrito,
“enamorado” no correspondido de la bella Hermia. Y a Demócrito le pretende de
una manera casi obsesiva, o veámoslo como “leal”, Helena, pero sin reciprocidad
ninguna. A estos personajes se les unen otras parejas más o menos igual de
felices, o quizá un poco más afortunadas. Por un lado, Teseo, rey, y su futura
esposa, Hipólita. Y por el otro, Oberón, rey de las hadas, y Titania, reina. Es
gracias a estos personajes fantásticos, y en especial al sirviente de Oberón,
el duende Puck (o Robin según las traducciones) que la magia entra en la obra,
dándole una frescura que sin ella, podría haber desembocado en una simple
historia de corazones rotos. Pero Shakespeare, con la magia y los erróneos,
crea una obra deliciosa y divertida, el precedente a todas las comedias “de
situación” que luego hemos podido ver tanto en la televisión como en el cine.
El caos que
Puck crea gracias al jugo de una flor, que enamora del primero que ve a la
persona que es untada con él, es un caos alegre. Además, hemos de tener en
cuenta el ambiente en el que la obra se desarrolla. Como el título indica, es
verano. No primavera, que aludirías simbólicamente más al nacimiento del amor,
sino en verano, donde la cosecha ya está madura y el calor de las noches
provoca una alegría a veces desenfrenada. Un ambiente perfecto para ese caos
alegre al que hacía referencia. 
Las parejas, a
pesar de enfadarse unas con otras, y enamorarse desesperadamente de “la que no
es”, tienen unos diálogos que al apartado lector hacen sonreír. En esta obra,
Shakespeare muestra otra forma de amor, como dijo William Ospina en  su ensayo 
Un muchacho más viejo que Saturno: “En cada una de sus obras asistimos al
retrato de un amor diferente. En 
Romeo y
Julieta es la impaciencia de unos adolescentes apasionados. En 
Otelo, la zozobra y fragilidad de
alguien que se cree íntimamente indigno del amor que recibe. En 
Antonio y Cleopatra, la fiebre de una
pasión incontrolable, más poderosa que el deber y la gloria. En 
El mercader de Venecia, una amena
sucesión de guiños y de travesuras. En 
Hamlet,
el continuo y destructivo desencuentro entre una joven abnegada y un muchacho
resentido. En 
Macbeth, una sociedad
criminal”. Así los clasifica Ospina, dejándose 
El sueño de una noche de verano. En mi opinión, podríamos decir que
es esta obra, el amor es un caos alegre, que al principio parece llevar a la
locura, pero que finalmente se logra encauzar y dará frutos. Eso por parte de
los muchachos, en el caso de Oberón y Titania es imposible no establecer
paralelismos con la relación que tenían el Zeus y la Hera griegos, o El Júpiter
y Juno romanos. Es un amor de años de matrimonio, que parece haberse estropeado
por supuestas infidelidades y por el distanciamiento de los implicados, pero
que, en el fondo, siguen queriéndose, y que renacerá tras diversos avatares.
Así es, distintas formas de ver el amor, tema en el que William Shakespeare es
un gran maestro a la hora de representar. Después de todo, sus obras siguen
fascinando a propios y ajenos del teatro, y serán muy pocos o viven
voluntariamente aislados del mundo quienes nunca siquiera hayan oído nombrarlo.
Sus obras siguen siendo actuales, pues el amor es un problema y “un dulce” que
proseguirá a través de todas las generaciones del hombre.
Si a su Clara le gusta el amor, o la comedia; si le gustan los clásicos... Bah, olvídenlo. Sea como sea su Clara, disfrutará de esta historia.
 
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